Hace unos meses pasó por Buenos Aires para hablar en una convención Beatle y aproveché la oportunidad para preguntarle todo lo que se me ocurrió acerca de aquella famosa y ya tan lejana primera visita de los Beatles a Hamburgo en 1960. Una aventura que resultó ser decisiva, ya que -a su regreso a Liverpool- los Beatles ya eran otra banda, ajustada, precisa, experimentada. Esta fue una charla a fondo con el hombre que les abrio la puerta de la fama internacional a la banda que cambiaría el curso de la música popular en el siglo XX.
La entrevista con Allan Williams, abundantemente resumida, salió hace un par de números en revista La Mano. Esta es la versión en bruto sin cortes, ni embellecimientos, así que disculpen si se me escapó algún error de ortografía o algún furcio. Que la disfruten.
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Allan Williams jugó un papel importante en el desarrollo de la escena musical de Liverpool a principios de los años ’60, como empresario de espectáculos y dueño de clubes. Pero, más que nada, su nombre quedará en la historia como el personaje que le dio a los Beatles su espaldarazo artístico inicial, al conseguirles sus primeras actuaciones en Hamburgo. De visita en Argentina con su esposa Beryl para participar en un tributo a John, Paul, George y Ringo, Allan contó su historia a La Mano.
Es una mañana calurosa en Buenos Aires. Allan Williams y su esposa Beryl beben tranquilamente café y jugo de naranja en las mesas exteriores de un bar de Palermo Viejo. Suena el saludo en forma de bocinazo de un taxista y un grito de “¡Aguanten los Beatles!” sale de la cabina de un camión. Allan sonríe levemente: su aparición en un par de programas televisivos porteños ha dado sus frutos y lo ha convertido en una celebridad también en Buenos Aires. Lo acompaña su esposa Beryl, testigo también de esos notables acontecimientos de hace más de cuarenta años, que cambiaron la historia del rock para siempre. Es hora de prender el grabador y dejar que los recuerdos y la imaginación hagan el resto.
¿Cómo empezó su trabajo como promotor?
Empecé trabajando para mi padre. El era un promotor de bailes en salones, típicos de la era de las grandes bandas de jazz, como la de Glenn Miller. Al principio me encagaba del guardarropas. Mi padre también era anunciador: se plantaba en el centro del salón y decía cuál iba a ser la próxima pieza: un quick-step, un vals, etc. Y como también tenía que cobrar las entradas, a veces me mandaba a anunciar el próximo tema bailable. ¡Me daban unos nervios…! Pero poco a poco me fui acostumbrando y empecé a organizar mis propios bailes. Claro que, en la segunda mitad de los ’50, ya la cosa estaba cambiando; las grandes bandas estaban cediendo paso al rock and roll. A mí me tocó ese período de transición.”
¿Cómo era la escena en el Liverpool de fines de los ’50, con el “boom” del ritmo skiffle y la joven generación de posguerra?
Bueno, fue una revolución social, porque rompimos con los valores que representaban a nuestros padres. En aquellos días, por ejemplo, cuando el transporte público dejaba de circular, a la noche, la ciudad estaba muerta. Cuando nos conocimos con mi esposa, Beryl, empezamos a viajar a dedo por Europa y, estando en París, visitamos los clubes de jazz que frecuentaban los jóvenes de entonces. Y pensábamos ‘¡Ah, si pudiésemos abrir un lugar como éstos en Inglaterra…!’
Un par de años más tarde, abrió en Londres “The 2 I’s”, el primer “coffee-bar!”, como se los llamó en ese momento. Y eso nos dio la idea para fundar nuestro propio club en Liverpool. Pero la ley era muy estricta, así que la única manera de eludir los varios impedimentos que te ponían en el camino era hacer que funcionara como un club privado; no era para el público en general. Pero era muy simple eludir la ley. Todo lo que tenías que hacer era imprimir carnets de socios -que cualquiera podía obtener pagando tan solo una libra- y esa suma te autorizaba a entrar al club todo un año y así te transformabas en un “miembro privado”.
Ese truco nos permitió fundar el club Jacaranda. ¡Y ahora que estoy en Argentina viendo esos hermosos árboles en flor me alegra mucho el haberle puesto ese nombre!
Beryl: Sabíamos que era un árbol, pero no teníamos ni idea de cómo era. Lo llamamos así por la musicalidad de la palabra.
¿Cuáles era las oportunidades de una banda de Liverpool, en aquel entonces, de llegar a grabar un disco, por ejemplo? ¿Tenían que ir necesariamente a Londres?
En esos días, si eras famoso fuera de Londres, parte integral de tu proceso de evolución era ir a la capital. Eso le pasó a los Beatles, si ir más lejos. Era lógico: todos los estudios de grabación estaban allí; todas las grabadoras, todos los estudios de filmación. No tenías alternativa. Te digo más. Los liverpulienses se enojaron cuando los Beatles se fueron a Londres. Pensaban que la fama se les había subido a la cabeza. ‘Liverpool los hizo y ahora la abandonan’, pensaban. Pero era necesario. No tenían alternativa, si querían progresar.”
En la época en que salieron los Beatles había muchos grupos en Liverpool tocando, algunos quizás eran hasta técnicamente mejores que los Beatles. ¿Qué tenían los Beatles que fuese único?
“Desde que me crucé con ellos por primera vez, me impactó su personalidad. Creo que allí está la explicación. En ese momento no sabía que eran músicos. Beryl y yo teníamos ya el club, donde no servíamos alcohol. Ellos eran lo que llamábamos “coffe-bar layabouts” (vagos de café). Y la razón por la que venían al Jacaranda era porque todos los músicos pasaban por nuestro club. Claro, yo ya era un promotor de espectáculos y era un lugar natural para que los grupos se encontrasen y hablasen de dónde habían tocado la noche anterior, etc. Y los Beatles en aquel entonces estudiaban en la Escuela de Arte de Livepool que estaba a unos cinco minutos del Jacaranda. Obviamente les interesaba la música y se salteaban varias clases para venir al club y ver cómo las bandas ensayaban y armaban sus temas. No tenían un peso y solían manguear tragos gratos a sus novias o a mis camareras…”
Pero se dice que en esa época era muy difícil conseguir buenos equipos y ni hablar de organizar una gira como se hace hoy en día.
Comprar equipos era casi imposible, porque nadie podía comprar un amplificador o una guitarra al contado, y si no tenías padres ricos, la cosa se complicaba. Eran todos muy jóvenes como para conseguir un crédito. Por eso la mayoría de los grupos tenían un equipamiento muy básico. La cosa recién mejoró cuando los grupos empezaron a ir a Hamburgo y pudieron comprar algunos equipos allá.
Pero algo bueno para los grupos fue que Liverpool era uno de los puertos más importantes del país y estamos hablando de una época anterior al auge del avión como medio de transporte. Había muchos barcos de carga que hacían la ruta Liverpool-New York. Muchos jóvenes trabajaban como ayudantes de abordo y solían traer muchos discos de Estados Unidos a Liverpool. Eran discos que, de otra manera, no podías comprar en Inglaterra, por ejemplo los de Chuck Berry.
¿Por qué Alemania? Había países con tradiciones musicales pop importantes en aquel momento, por ejemplo Francia o Italia… ¿Cómo fue que Bruno Koschmider lo contactó a Usted?
Bruno Koschmider no se contactó con nosotros. La verdadera historia de lo de Hamburgo es que en el Jacaranda teníamos una banda de música tradicional de las Indias Occidentales, una “steel band”. Y como éramos un puerto de mar, teníamos muchos marineros alemanes que venían al Jacaranda que le decían a esta banda que debía ir a Hamburgo porque había mucho trabajo allí. Y cuando estaban en Hamburgo me llamaron y me dijeron: ‘Allan, vení a Hamburgo. Hay una onda increíble. Seguro que vas poder encontrarle trabajo a todos tus grupos de rock and roll.’ Así que fuimos a Hamburgo y el primer local que encontré fue el Kaiserkeller en la Grosse Freiheit, pegado a la Reeperbahn y lo que me llamó la atención es que estaba en la calle y escuché una música de rock and roll que provenía del sótano del Kaiserkeller, cuya traducción es “el sótano del rey”. ¡Todos los clubes estaban en un sótano! Entonces bajé las escaleras y allí estaba un grupo alemán que era un desastre, tratando de cantar rock and roll, pero no le ponían ninguna onda. Así que me dije: ‘¡Éste es el lugar indicado para mis grupos de Liverpool!’ Y entonces me puse en contacto con el dueño del club, Koschmider, y le vendí la idea de contratar bandas inglesas. Yo tenía una grabación de algunas bandas inglesas conmigo pero cuando las puso en su grabador, la cinta resultó estar mal grabada. Alguien había hecho un lío con la grabación. Fue culpa mía, porque debía haberla escuchado antes. Y entonces pensé que la cosa se venía abajo pero debo haberle causado una buena impresión a Koschmider, porque en lugar de venir a Liverpool a buscar a las bandas, automáticamente fue a Londres y terminó en el club The Two I’s. El dueño no dejó pasar la oportunidad y así el primer artista inglés en ir a Hamburgo fue Tony Sheridan, quien tocó en el Kaiserkeller para Koschmider.
Allan Williams jugó un papel importante en el desarrollo de la escena musical de Liverpool a principios de los años ’60, como empresario de espectáculos y dueño de clubes. Pero, más que nada, su nombre quedará en la historia como el personaje que le dio a los Beatles su espaldarazo artístico inicial, al conseguirles sus primeras actuaciones en Hamburgo. De visita en Argentina con su esposa Beryl para participar en un tributo a John, Paul, George y Ringo, Allan contó su historia a La Mano.
Es una mañana calurosa en Buenos Aires. Allan Williams y su esposa Beryl beben tranquilamente café y jugo de naranja en las mesas exteriores de un bar de Palermo Viejo. Suena el saludo en forma de bocinazo de un taxista y un grito de “¡Aguanten los Beatles!” sale de la cabina de un camión. Allan sonríe levemente: su aparición en un par de programas televisivos porteños ha dado sus frutos y lo ha convertido en una celebridad también en Buenos Aires. Lo acompaña su esposa Beryl, testigo también de esos notables acontecimientos de hace más de cuarenta años, que cambiaron la historia del rock para siempre. Es hora de prender el grabador y dejar que los recuerdos y la imaginación hagan el resto.
¿Cómo empezó su trabajo como promotor?
Empecé trabajando para mi padre. El era un promotor de bailes en salones, típicos de la era de las grandes bandas de jazz, como la de Glenn Miller. Al principio me encagaba del guardarropas. Mi padre también era anunciador: se plantaba en el centro del salón y decía cuál iba a ser la próxima pieza: un quick-step, un vals, etc. Y como también tenía que cobrar las entradas, a veces me mandaba a anunciar el próximo tema bailable. ¡Me daban unos nervios…! Pero poco a poco me fui acostumbrando y empecé a organizar mis propios bailes. Claro que, en la segunda mitad de los ’50, ya la cosa estaba cambiando; las grandes bandas estaban cediendo paso al rock and roll. A mí me tocó ese período de transición.”
¿Cómo era la escena en el Liverpool de fines de los ’50, con el “boom” del ritmo skiffle y la joven generación de posguerra?
Bueno, fue una revolución social, porque rompimos con los valores que representaban a nuestros padres. En aquellos días, por ejemplo, cuando el transporte público dejaba de circular, a la noche, la ciudad estaba muerta. Cuando nos conocimos con mi esposa, Beryl, empezamos a viajar a dedo por Europa y, estando en París, visitamos los clubes de jazz que frecuentaban los jóvenes de entonces. Y pensábamos ‘¡Ah, si pudiésemos abrir un lugar como éstos en Inglaterra…!’
Un par de años más tarde, abrió en Londres “The 2 I’s”, el primer “coffee-bar!”, como se los llamó en ese momento. Y eso nos dio la idea para fundar nuestro propio club en Liverpool. Pero la ley era muy estricta, así que la única manera de eludir los varios impedimentos que te ponían en el camino era hacer que funcionara como un club privado; no era para el público en general. Pero era muy simple eludir la ley. Todo lo que tenías que hacer era imprimir carnets de socios -que cualquiera podía obtener pagando tan solo una libra- y esa suma te autorizaba a entrar al club todo un año y así te transformabas en un “miembro privado”.
Ese truco nos permitió fundar el club Jacaranda. ¡Y ahora que estoy en Argentina viendo esos hermosos árboles en flor me alegra mucho el haberle puesto ese nombre!
Beryl: Sabíamos que era un árbol, pero no teníamos ni idea de cómo era. Lo llamamos así por la musicalidad de la palabra.
¿Cuáles era las oportunidades de una banda de Liverpool, en aquel entonces, de llegar a grabar un disco, por ejemplo? ¿Tenían que ir necesariamente a Londres?
En esos días, si eras famoso fuera de Londres, parte integral de tu proceso de evolución era ir a la capital. Eso le pasó a los Beatles, si ir más lejos. Era lógico: todos los estudios de grabación estaban allí; todas las grabadoras, todos los estudios de filmación. No tenías alternativa. Te digo más. Los liverpulienses se enojaron cuando los Beatles se fueron a Londres. Pensaban que la fama se les había subido a la cabeza. ‘Liverpool los hizo y ahora la abandonan’, pensaban. Pero era necesario. No tenían alternativa, si querían progresar.”
En la época en que salieron los Beatles había muchos grupos en Liverpool tocando, algunos quizás eran hasta técnicamente mejores que los Beatles. ¿Qué tenían los Beatles que fuese único?
“Desde que me crucé con ellos por primera vez, me impactó su personalidad. Creo que allí está la explicación. En ese momento no sabía que eran músicos. Beryl y yo teníamos ya el club, donde no servíamos alcohol. Ellos eran lo que llamábamos “coffe-bar layabouts” (vagos de café). Y la razón por la que venían al Jacaranda era porque todos los músicos pasaban por nuestro club. Claro, yo ya era un promotor de espectáculos y era un lugar natural para que los grupos se encontrasen y hablasen de dónde habían tocado la noche anterior, etc. Y los Beatles en aquel entonces estudiaban en la Escuela de Arte de Livepool que estaba a unos cinco minutos del Jacaranda. Obviamente les interesaba la música y se salteaban varias clases para venir al club y ver cómo las bandas ensayaban y armaban sus temas. No tenían un peso y solían manguear tragos gratos a sus novias o a mis camareras…”
Pero se dice que en esa época era muy difícil conseguir buenos equipos y ni hablar de organizar una gira como se hace hoy en día.
Comprar equipos era casi imposible, porque nadie podía comprar un amplificador o una guitarra al contado, y si no tenías padres ricos, la cosa se complicaba. Eran todos muy jóvenes como para conseguir un crédito. Por eso la mayoría de los grupos tenían un equipamiento muy básico. La cosa recién mejoró cuando los grupos empezaron a ir a Hamburgo y pudieron comprar algunos equipos allá.
Pero algo bueno para los grupos fue que Liverpool era uno de los puertos más importantes del país y estamos hablando de una época anterior al auge del avión como medio de transporte. Había muchos barcos de carga que hacían la ruta Liverpool-New York. Muchos jóvenes trabajaban como ayudantes de abordo y solían traer muchos discos de Estados Unidos a Liverpool. Eran discos que, de otra manera, no podías comprar en Inglaterra, por ejemplo los de Chuck Berry.
¿Por qué Alemania? Había países con tradiciones musicales pop importantes en aquel momento, por ejemplo Francia o Italia… ¿Cómo fue que Bruno Koschmider lo contactó a Usted?
Bruno Koschmider no se contactó con nosotros. La verdadera historia de lo de Hamburgo es que en el Jacaranda teníamos una banda de música tradicional de las Indias Occidentales, una “steel band”. Y como éramos un puerto de mar, teníamos muchos marineros alemanes que venían al Jacaranda que le decían a esta banda que debía ir a Hamburgo porque había mucho trabajo allí. Y cuando estaban en Hamburgo me llamaron y me dijeron: ‘Allan, vení a Hamburgo. Hay una onda increíble. Seguro que vas poder encontrarle trabajo a todos tus grupos de rock and roll.’ Así que fuimos a Hamburgo y el primer local que encontré fue el Kaiserkeller en la Grosse Freiheit, pegado a la Reeperbahn y lo que me llamó la atención es que estaba en la calle y escuché una música de rock and roll que provenía del sótano del Kaiserkeller, cuya traducción es “el sótano del rey”. ¡Todos los clubes estaban en un sótano! Entonces bajé las escaleras y allí estaba un grupo alemán que era un desastre, tratando de cantar rock and roll, pero no le ponían ninguna onda. Así que me dije: ‘¡Éste es el lugar indicado para mis grupos de Liverpool!’ Y entonces me puse en contacto con el dueño del club, Koschmider, y le vendí la idea de contratar bandas inglesas. Yo tenía una grabación de algunas bandas inglesas conmigo pero cuando las puso en su grabador, la cinta resultó estar mal grabada. Alguien había hecho un lío con la grabación. Fue culpa mía, porque debía haberla escuchado antes. Y entonces pensé que la cosa se venía abajo pero debo haberle causado una buena impresión a Koschmider, porque en lugar de venir a Liverpool a buscar a las bandas, automáticamente fue a Londres y terminó en el club The Two I’s. El dueño no dejó pasar la oportunidad y así el primer artista inglés en ir a Hamburgo fue Tony Sheridan, quien tocó en el Kaiserkeller para Koschmider.
El club de Koschmider era el Kaiserkeller. A la vuelta de la esquina había otro club llamado The Top Ten bastante parecido. A los Beatles no les gustaba trabajar para Herr Koschmider y durante los intervalos entre los shows solían ir al Top Ten, lo cual enojaba mucho a Koschmider. Y cuando se enteró que los Beatles pensaban volver a Hamburgo pero que la próxima vez no irían a su club, se enojó más todavía y los denunció a la policía, diciendo que el grupo estaba en Alemania tocando sin tener permisos de trabajo. ¡Y estaban trabajando para él! Así que los Beatles fueron deportados. Y me costó mucho hacerlos volver a Hamburgo debido a esa deportación. De hecho, cuando los enviamos a tocar en el Top Ten más tarde, tuve que firmar una garantía por su comportamiento, de tal manera que si ellos hacían algo mal o quebraban la ley de algún modo, yo era responsable, como si fuese el padre de ellos. Incluso el dueño del Top Ten club Peter Eckort, sería responsable. Así que fue muy difícil retornarlos a Alemania, profesionalmente Antes los habíamos metido como estudiantes, no como músicos.
¿Cuál fue la logística de ese viaje?
Allan: Lo primero fue convencer a los familiares de los Beatles de que íbamos a llevarlos a un lugar “respetable”. Si hubiesen sabido lo que era Hamburgo… Eso fue una tarea para la cual necesité de toda mi diplomacia, pero conseguí todos los permisos.
Beryl: “En aquel momento teníamos un mini-bus, una van. La van tenía un espacio para pasajeros en la parte de adelante, luego iban los instrumentos y las valijas, un lugar para los músicos atrás y un rack en el techo donde iban los amplificadores. El viaje fue toda una aventura. Viajamos por tierra a Harwich; luego cruzamos en el ferry y llegamos a Holanda, luego nos metimos en Alemania y en el camino vimos un cartel que decía “Arnhem” y Arnhem para nosotros, que éramos mayores, significó un momento muy importante en la Segunda Guerra Mundial para el ejército inglés, donde muchos soldados perdieron la vida. Así que tomamos un pequeño desvío hacia Arnheim y fue allí donde nos sacamos una famosa foto, junto al monomento que homenajea a los caídos y después seguimos nuestro camino hacia Hamburgo.
Allan: Queríamos ver donde había ocurrido la famosa batalla de Arnhem, donde perdimos tantos soldados británicos. Y fue algo muy triste. Todo lo que veías al entrar en este cementerio de la guerra fueron miles de pequeñas cruces blancas y leías “soldado de unos 18 años” en la inscripción. Muy triste. Fue por eso que John Lennon no quiso salir en la foto, junto al monumento que dice: “Sus nombres viven para siempre”, lo cual me pareció poético en aquel momento. Pero la inscripción no era por los Beatles; eran por los soldados que perdieron sus vidas en esa famosa batalla. Pero la parte cómica de la historia es que cuando estábamos en Arnheim entramos en una casa de instrumentos musicales y cuando salimos los Beatles empezaron a reirse a carcajadas. Yo les pregunté de qué se reían y John Lennon saca una armónica que se acababa de robar de la tienda. Y yo le dije a Beryl. “Nunca llegaremos a Hamburgo; vamos a terminar todos en una gran celda alemana.” Así de loco era Lennon. Lo hizo no por robar sino por la excitación. Pero imaginate lo que valdría hoy esa armónica… (risas)
Pero llegamos. Y vimos que Hamburgo estaba lleno de clubes en la Rehperbarn. A veces había en un mismo edificio un club en el sótano, como el Kaiserkeller, y quizás en la planta baja tal vez había un club de travestis y quizás en el primer piso un club de jazz. Y todo en una misma calle. Y no tenían problemas en llenarlos porque era una gran ciudad portuaria. Llegaba un barco y tal vez le tomaba cinco días en descargar lo que traían y cargar otras cosas. Hoy en día, con las técnicas modernas, un barco entra en el puerto y entre la descarga y la carga tardan apenas unas cuatro horas. Eso mató la escena de clubes en Hamburgo, porque ya no tenés marineros pasándose cuatro o cinco días en el puerto y frecuentando los clubes y los locales de la ciudad. Además, había tantos barcos…
Siempre se comenta que los Beatles tocaban cinco, seis, siete sets por noche. ¿Era lo habitual para todos los grupos que tocaban en Hamburgo?
Beryl: Yo pienso que sí. Igual para nosotros eso no era gran cosa. Pensábamos que era lo habitual y nunca nos opusimos ni discutimos la cantidad de horas que tenían que tocar. Estábamos contentos de poder ir allí.
Allan: Y la gente podía ir a las seis de la tarde a un club y a las seis de la mañana todavía te quedaban clubes para ir y cada uno de esos clubes era diferente entre sí. ¡Era entretenimiento las veinticuatro horas en Hamburgo!
Y obviamente los grupos tenían que seguir y seguir tocando…
Sí, claro. Pero además los grupos terminaban de tocar, digamos a las tres o cuatro de la madrugada y luego eran ellos los que querían ir a otro club. Y no había ningún problema. Pero, claro, para mantenerse despiertos tenían que tomar tabletas… Purple hearts…las llamábamos. Eran anfetaminas, para mantenerse alertas y despiertos. Pero no había heroína ni drogas duras. Nada de eso. Tan solo anfetaminas o tal vez algún que otro porro, pero eras realmente un “progre” si fumabas un porro. Eso que ahora se considera una “droga blanda”.
¿Qué recuerda de las personalidades individuales de los Beatles en aquellos días de Hamburgo?
Bueno, pensá que eran muy jóvenes y que era la primera vez que salían de Inglaterra para trabajar y que estaban muy nerviosos. Y que cuando llegamos a Hamburgo, ya teníamos un grupo inglés tocando allí en el Kaiserkeller. Fuimos a verlos y cuando los Beatles vieron el club se mostraron contentos, pero Koschmider, el dueño les dijo: “no, ustedes no tocarán aquí, tocarán en otro club mío, el Indra, ahora los voy a llevar.” Y cuando llegamos al Indra, no habían cambiado los carteles y todavía lucía como el club de strip-tease que realmente era. Los Beatles estaban desmoralizadas. Me dijeron: “Allan, ¿hicimos todo este camino desde Inglaterra para tocar en un club de Strip-tease? ¡Nosotros somos una banda de rock and roll!” Yo se lo dije a Koschmider y él contestó: “Oh, no, esta es la última noche de Strip-tease. Desde mañana el Indra será un club de rock and roll.” Pero el rock nunca prendió allí. La gente siempre lo recordaba como un club de strip-tease. Y como el Kaiserkeller era tan popular con la gente de Liverpool, los Beatles en el Indra tocaban para nadie y para colmo había una señora mayor que vivía arriba del club y se quejaba por el ruido que hacían los Beatles, porque, claro, cuando era un club de strip-tease, la música era muy suave... De repente, ¡clash! ¡bang! ¡pow! ¡Llegaron los Beatles! Y la señora se quejó tanto que vino la policía y dijo que tenían que parar la música. Afortunadamente, Koschmider gustaba de los Beatles y consiguió tocaran una hora en el Kaiserkeller, alternándose con la banda estable. Entonces los Beatles pasaron a ocupar lo que se llamò “la pausa”, el intervalo del Kaiserkeller, y luego seguían tocando Gerry and the Sceners. Ese sistema funcionó bastante bien y ya los Beatles estaban más animados. El único problema que subsistía era el del lugar donde dormir que era terrible. No pondrías un cerdo en el lugar que Koschmider les dio. Tan malo era. Era un cine y antes de eso creo que había sido un viejo teatro. Los Beatles tenían que dormir en la parte de atrás del teatro, donde estaban los camerinos. Y desde que no funcionaba como teatro, nadie lo había limpiado. Y, claro, a los Beatles no les gustó para nada. Se lo bancaron sólo porque estaban contentos de estar en Alemania.
Usted también fue un testigo privilegiado de los comienzos de los Beatles como compositores, ya que ellos estrenaron un puñado de canciones propias en Hamburgo. ¿Pudo observar la química que se dio entre ellos al componer?
No. Honestamente no podría decir que nos dimos cuenta que estaban ya haciendo algunos temas propios. Fue recién cuando regresaron de Hamburgo y comenzaron a estrenar esas canciones cuando comprendimos lo que habían estado haciendo en su tiempo libre en Hamburgo.
¿Quién lo impresionó como, no diría el líder, pero el principal referente, el más extrovertido del grupo en esos tempranos días?
Ciertamente John, porque era su grupo. Pero yo podía percibir que Paul quería tener el control. Y gradualmente trabajó y trabajó para conseguirlo y creo que finalmente se transformó en un co-dueño del grupo, con responsabilidades compartidas entre ambos.
George no tenía mucha voz en aquellos días…
No. Él era el bebé del grupo.
Y a Stu (Sutcliff) le interesaba más el arte, el mundo de la pintura.
Sí, bueno, Stuart estaba en el grupo solamente porque era el mejor amigo de John Lennon y en Liverpool vivían juntos en un departamento. John admiraba a Stuart por sus aptitudes artísticas y cuando Stuart ganó un concurso de arte, cuyo premio era de sesenta libras esterlinas, John lo convenció de comprar un bajo. Pero los demás no lo querían como parte del grupo porque sabían que Stu no sabía tocar. Y al final, en Hamburgo, hasta John se dio cuenta de que Stu debía irse. Afortunadamente, la situación se resolvió sola, porque Stu se enamoró de una chica alemana, Astrid Kircherr, que lo convenció de que él no era un músico de rock and roll, que su vocación eran las bellas artes. Incluso le consiguió una beca –algo inusual- para que estudiase en Hamburgo. Como todos sabemos, Stu murió poco después trágicamente y con mucho sufrimiento, de una hemorragia cerebral, a la edad de veintiun años.
La gente era amistosa con ustedes en Hamburgo o había algún resentimiento todavía por la Segunda Guerra Mundial, habida cuenta que no hacía tanto que había terminado?
No. Es lo mismo que alguna gente que pueda pensar que estamos locos por venir a la Argentina por lo del crucero Belgrano y la guerra de Malvinas. Pero eso es ridículo. La música es el lenguaje de la paz y el amor. No experimentamos ningún resentimiento en Alemania. Simplemente disfrutaron de la música. La guerra era el pasado. En todo caso nosotros podríamos haber estado resentidos. Especialmente en Liverpool, ya que fuimos muy severamente bombardeados. Recuerdo que un par de veredas más allá de donde yo vivía, había una casa y un día a la mañana, después de un bombardeo, salí a la calle y la casa había desaparecido por completo. Mi mejor amigo, de mi misma edad, fue muerto la noche anterior, ya que la bomba cayó justo sobre el refugio donde se encontraba. Mi padre trabajaba con la guardia civil, encargado de los rescates, porque él trabajaba en la construcción y como los edificios bombardeados eran peligrosos, por los posibles derrumbes, le encargaban a la gente que sabía el oficio la tarea de rescatar a las víctimas heridas que quedaban atrapadas y, claro, también de sacar los cadáveres. No era nada divertido… Al principio los chicos pensábamos ¡genial! Salís a la noche y ves todo el cielo iluminado con las bombas y los aviones peleando. Para un chico de nueve años era muy excitante. Pero…
Beryl: Entre la gente joven, además, no se habla en general acerca de conflictos o de la guerra. Pero en lo que respecta a las personalides de los Beatles, tal vez porque éramos diez años mayores que ellos, no teníamos tantas cosas en común. Por eso ellos hablaban más entre sí que con nosotros.
Allan: En otras palabras, no podíamos mezclarnos con ellos socialmente porque éramos diez años mayores, básicamente.
Beryl: A medida que uno crece, esa diferencia se acorta.
Siempre se dice que la experiencia de Hamburgo fue crucial para los Beatles, no sólo como músicos sino también en un sentido más amplio.
Cuando los mandé por primera vez a Hamburgo, yo ya tenía un grupo trabajando allí y se pusieron como locos, cuando lo supieron. Porque en Liverpool los Beatles todavía no eran muy conocidos y los grupos más grandes los miraban por encima del hombro. En aquel momento los nombres famosos eran Gerry and the Pacemakers, Rory Storm & the Hurricanes. Los Beatles no eran nadie en ese momento. Y ahí estaba yo, mandando a estos desconocidos, sólo porque a mí y a Beryl nos gustaban. Los tuvimos que llevar nosotros a Hamburgo porque no tenían dinero. Pero la historia demostró que yo tenía razón.
Entonces es verdad que cuando volvieron a Liverpool estaban por encima de todos los demás debido a la experiencia ganada.
Beryl: Antes de irse a Hamburgo los Beatles tocaban covers como cualquier otro grupo. Pero en Alemania empezaron a desarrollar su propia música y eso los llevó con el tiempo a tener todos esos hits que encabezaron los ránkings, uno detrás del otro…En Hamburgo tuvieron el tiempo necesario para componer y también para escuchar a otros grupos, lo cual también puede haberlos inlfuenciado de alguna forma.
Allan: “En Liverpool la gente estaba muy sorprendida cuando los Beatles regresaron de Hamburgo. Las chicas solìan decirle a Paul McCartney: ‘hablás muy bien inglés para ser alemán!’ (risas) La gente cree que los Beatles se hicieron en el Cavern. No fue así. Fue Hamburgo. Yo los mandé a Hamburgo por tres meses, lo cual después fue extendido otros dos meses. Estuvieron fuera de Liverpool por cinco meses. Y allí tenían que trabajar muchas horas, de cuatro a seis horas por día. Y lo hicieron durante cinco meses, siete noches por semana. Eso es suficiente para apuntalar o para destruir a un grupo. Y en el caso de los Beatles, los fortaleció ¡y cómo! Creeme: si no fuera por Hamburgo, no hubiese habido Beatles.
Ellos regresaron de Hamburgo llenos de confianza en sí mismos, una confianza que no tenían antes de salir de Inglaterra por primera vez. Pero después de tocar durante siete meses, siete noches a la semana durante seis horas por noche, les dio esa confianza. A tal punto que cuando volvieron a Liverpool, todos pensaron que eran un grupo alemán, porque nadie conocía a los Beatles antes que salieran para Hamburgo. Sólo habían tocado en pequeños lugares, así que nadie los conoció hasta que volvieron de Hamburgo y ese fue el comienzo de la Beatlemanía.
¿Es cierto que Brian Epstein los cambio bastante en cuanto a su presentación en público?
Sí, definitivamente. Les cambio su apariencia sobre el escenario. Beryl: pero fue lo suficientemente inteligente como para conservar algunos de los elementos que trajeron de vuelta de Alemania, por ejemplo el peinado, la formación, la manera en que se presentaban. Es mi opinión, pero creo que Brian Epstein quería dirigirlos al mercado mundial –cosa que logró- y si hubiesen conservado, por ejemplo, las camperas de cuero, eso podría haber limitado su atracción.
Los hizo aceptables para toda la familia…
Sí, por ejemplo, no los dejaba putear en escena, cosa que ellos hacían frecuentemente, en especial en Hamburgo. Brian paró todo eso. Así que se volvieron un grupo respetable, pero todavía eran una buena banda de rock and roll. Brian no pudo alterar eso. Y desde ya que no podía cambiar sus personalidades. Podía controlarlas pero no más que eso.
Después que los Beatles tuvieron éxito, hubo otras bandas de Liverpool a las que no les fue nada mal, como los Searchers, Gerry & the Pacemakers, The Big Three. ¿Qué recuerda de esos otros grupos?
Lo que pasó fue que de repente todos los promotores de Londres empezaron a venir a Liverpool a buscar la nueva sensación musical. En mi club tenía un promotor de Londres en un rincón del local y otro promotor de Londres en el otro extremo. ¡Era una locura! Y cada uno decía del otro: ’¡No hables con ese tipo… no existe!’ Así que durante un buen tiempo, el centro de la escena musical no estuvo en Londres sino en Liverpool. Pero no duró demasiado. Londres pronto volvió a ser líder.
Se dice que otro de los motivos por los que los Beatles tuvieron éxito fue por su único sentido del humor, bien propio de Liverpool. ¿A qué atribuye esa cualidad de los liverpulienses?
A que tenés que ser un comediante para vivir en Liverpool. Eso es lo que decimos nosotros. (risas) Ese sentido del humor es reconocido en toda Inglaterra. Creo que tiene que ver con ser un puerto marítimo. Además, en un momento dado se convirtió en una ciudad muy pobre (‘Todavía lo es’, acota Beryl) y para contrarrestar esa pobreza, tenés que hacer chistes. En lugar de llorar y caer en la tristeza, hacés chistes. Es cierto que alguna vez fue una ciudad rica, en la era de los astilleros, pero sólo para una clase de gente. Si eras propietario de una empresa naviera o de propiedades, o si estabas en el negocio del algodón, la vida seguramente te sonreía. Para la clase trabajadora, sin embargo, todo era mucho más duro.
Pero el hecho mismo que estemos aquí y que nos hayan invitado a hablar de todas estas experiencias que sucedieron hace más de cuarenta años demuestra lo poderoso que fue todo esto. Es un honor saber que los Beatles salieron de Liverpool y también es un honor saber que estuvimos asociados con su carrera en un punto. Alguna gente me dice: “Allan, vos podrías haberte vuelto millionario! Y les respondo: “¡Yo soy millonario! Ese otro tipo de millonario no podría haber experimentado la excitación que nosotros sentimos en carne propio en aquellos años tan creativos de los ’60.
Además de los Beatles, ¿hubo otros grupos de Liverpool que le gustasen especialmente?
Es difícil decirlo, porque había tantos grupos, y muchos de ellos eran amigos personales. Un tipo especialmente querible, que tenía un muy buen grupo, era Rory Storm. En su banda tocó Ringo, antes de irse con los Beatles. Rory tenía una gran personalidad escénica, muy extrovertida. Desgraciadamente, cuando el grupo se separó Rory lo tomó muy mal. Se entristeció mucho y no pudo tolerarlo. Al punto que Rory y su madre se suicidaron el mismo día. Los encontraron el uno al lado del otro, en sendas camas. Fue muy triste.
Otra muy buena banda eran The Big Three. Muy profesionales. Al principio eran demasiado buenos, incluso comparados con los Beatles. Cuando los Beatles no tenían baterista, le pidieron al baterista de los Big Three Johnny Hodge que fuese su baterista. Y él respondio: “Yo no voy a trabajar con esos locos bastardos…” Todavía lo veo de vez en cuando, porque está en el negocio de las propiedades. Y simpre me dice: “Sigo opinando lo mismo. Nunca me hubiese unido a los Beatles. No eran lo mío…”
¿Y qué pasó con los Undertakers, aquel grupo donde cantaba Jackie Lomax, que después grabó como solista para Apple?
Beryl: “Bueno, los Undertakers siguen tocando (risas). Fueron muy populares, pero su popularidad estuvo limitada a Liverpool. Quizás no era un muy buen nombre (Enterradores) en aquel momento…”
Allan: “Solían vestirse como enterradores de funeraria, con sombreros de copa negros y trajes al tono y creo que hasta tenían un ataúd donde guardaban los instrumentos (risas) Estaban locos! Pero tenían una gran imagen.
Otro grupo de Liverpool que duró hasta bien entrados los ’80 fueron los Searchers
“Todavía siguen tocando, pero quizás no queden muchos miembros originales de la banda hoy en día. Lo que pasa es que hay bandas tributo y a veces compran el nombre y tocan el repertorio del grupo pero quizás no quede nadie de los fundadores.
Si tuviese que describir en pocas palabras qué significó toda esta etapa para Ud. ¿qué diría?
“Al recordar este período nos sentimos muy orgullosos de estar asociados con los años ’60, con los años creativos del rock and roll. Y somos afortunados que gente como vos quieran saber cómo sucedieron las cosas, porque queda muy poca gente viva que pueda contarlo. Afortunadamente, Beryl y yo somos algunas de esas personas. Hay otra persona que es muy buena, el primer baterista de los Beatles, Pete Best. Creo que él estuvo también en Argentina. Y todos quieren saber cómo eran las cosas al principio. Por qué Liverpool. Cómo comenzaron los Beatles. Todo el mundo conoce la historia de cuándo los Beatles fueron famosos. Tal vez vos sepas más que yo acerca de eso. Pero es interesante para todos saber cómo vino la mano al principio.
Es interesante comprender que no sólo los Beatles sino en general la escena de rock de principios de los ’60 le trajo alegría a la gente en Inglaterra...
Beryl: Es que había mucha gente desempleada en aquel momento y había una expresión “rock and dole”, dole quería decir el subsidio por desempleo que pagaba el gobierno. De modo que la gente tenía más tiempo que el acostumbrado para juntarse y tocar la guitarra. La otra cosa que le gustaba a la gente era el fútbol. Básicamente esas dos cosas eran las que le traían alegría a la gente: el fútbol y la música. Y hubo una cosa que unió a las dos culturas: cuando el equipo de fútbol de Liverpool ganó la copa Europea, cantaron canciones de los Beatles para celebrar.
Allan: “Y además, si eras pobre, tocar en un grupo te daba la posibilidad, si te volvías famoso y rico; era una manera de escapar de la pobreza.
¿Conocían a los Hollies?
Yo los conocí socialmente, porque cuando tenía el club The Blue Angel, todos los grupos que visitaban Liverpool venían. Tal vez estaban tocando en The Cavern y cuando terminaban le preguntaban al dueño o al DJ ¿dónde podemos ir ahora a divertirnos? Y automáticamente les decían: “¡Vayan a The Blue Angel! Así que, incluso Judy Garland, cuando estuvo en Liverpool vino a The Blue Angel.
Beryl: “Lo increíble de todos esos grupos es que, sin las posibilidades técnicas que existen hoy en día, se las arreglaban para dar un espectáculo brillante.
Allan: “Estoy de acuerdo. Cuando los grupos hacían su prueba de sonido, no tenían a nadie manejando una consola de sonido ni grandes amplificadores. Lo único que había era una persona que se paraba en el fondo del teatro, atrás de todo, y el grupo tocaba y después le preguntaban ¿Y…qué tal salió? Y el tipo decía: “Bien, te escuché bien.” Y por ahí el guitarrista le preguntaba: ¿Cómo salí yo? ¿Me escuchabas? Y lo mismo el baterista. Nada de un canal separado para cada músico, ni botoncitos ni faders. Todo era a oreja pura (risas). Y producían una música excelente, de todas maneras.
Antes que eso, cuando Beryl y yo estábamos noviando era el tiempo de las grandes bandas de jazz. Glenn Miller y todo eso. Beryl: Y lo que se llamaba “Variety”: ibas a un espectáculo y veías un tipo que hacía zapateo americano, después salía un comediante, después un malabarista. Hoy en día los salones de baile siguen existiendo, sólo que los bailes tienen lugar en las horas de la tarde, porque son ya para personas mayores.
Allan: Son bailes para la hora del té. Vas a tomar el té y a bailar, como en los viejos tiempos.
¿Qué pasó con el Cavern original?
Beryl: Cuando se fundó el Cavern original, era un sótano que no se usaba dentro de un depósito de frutas. Los dueños dieron puerta y la gente vino a escuchar la música. Ahora, para poder funcionar tenés que cumplir con tantos reglamentos de edificación, de sanidad, de seguridad. Y en el camino se va mucho del clima del lugar.
Allan: Recuerdo con el viejo Cavern que el sudor de la gente se condensaba y bajaba en gotas por las paredes. ¡Eso era atmósfera!
Beryl: Y la gente a veces dormía en el suelo… Ahora tenés, no sé, podés tener cientos de turistas, pero debés poner facilidades de acceso para minusválidos, rampas y todo eso. Hay muchas condiciones que tenés que satisfacer antes de poder abrir un local al público. El progreso es muy lento pero cuando abrimos el Jacaranda no habían esas cosas y el Cavern ya había abierto y no había ese tipo de reglamentos.
Antes que el Cavern se dedicase al rock and roll, se dedicaba al jazz. Era como las cuevas y clubes de Paris. En aquel entonces no querían saber nada con el rock and roll.
En algún momento de los ’70 demolieron el Cavern para hacer una toma de aire para el subterráneo. ¿Es cierto eso?
Cometieron un gran error, porque para hacer ese nuevo túnel no tenían ninguna necesidad de destruir el Cavern. El Caven debió haberse mantenido como estaba porque no interfería para nada.
¿Pero respetaron el plano original cuando lo reconstruyeron?
Casi igual, sí. Beryl: Lo que pasa es que la actual es muy profunda; está muy abajo. Cuesta bastante llegar al lugar y cuando llegás es demasiado grande, demasiado formal.
Allan: Bueno, tienen que reunir las condiciones… Pero dicen que usaron los ladrillos originales de la vieja Cavern, como parte de la reconstrucción y el intento de devolverle el clima. Y también pusieron los arcos. Pero hay dos secciones en el Cavern ahora. Una trataron de mantenerla lo más parecida a la original y luego, para los grupos grandes necesitaban un escenario mayor, de modo que le hicieron una parte nueva.
¿Cuál es la historia del álbum “Live at the Star Club”, que contiene una grabación de los Beatles en Hamburgo?
Beryl: La historia de este disco se remonta bien atrás a un grupo de King Size Taylor, un músico que también actuó en Hamburgo pero no como parte de los conjuntos de Allan.
Allan: Yo estuve bastante involucrado en la grabación de esas cintas. Las cintas las grabó este muchacho King Size Taylor, que estaba tocando en el Star Club al mismo tiempo que los Beatles. Lo que él hizo, en la navidad o el año nuevo de 1962, fue colgar un micrófono por encima del escenario. No fue una grabación profesional. Era una grabación … yo escuché el original, los músicos putean y todo eso. Después la “limpiaron” y el sello Lingasong se metió en la película. Yo tenía un acuerdo de ir 50 y 50 con Taylor en la edición del disco pero Lingasong se escapó con las cintas. Nunca recibimos un centavo ni Taylor ni yo. Y fue un tipo de Liverpool el que nos robó, un tal Paul Murphy. Era el dueño de Bob Records y salió corriendo con la plata. Nos robó. Yo tenía la cinta y estaba haciendo algo en Londres y lo conocí socialmente y le conté que tenía esa cinta y me dijo que le gustaría escucharla. El era un productor discogràfico y dijo “esto es fantástico”. Ibamos a ir mitad y mitad. El hizo una copia de la cinta con una compañía americana creo que el nombre era Lee Halpern y luego simplemente nos ignoraron. Tratamos de ponernos en contacto y fue imposible, siempre estaban en reunión y todo eso… Editaron el disco y nunca recibimos un centavo.
Entrevista: Alfredo Rosso
Beryl: Cuando se fundó el Cavern original, era un sótano que no se usaba dentro de un depósito de frutas. Los dueños dieron puerta y la gente vino a escuchar la música. Ahora, para poder funcionar tenés que cumplir con tantos reglamentos de edificación, de sanidad, de seguridad. Y en el camino se va mucho del clima del lugar.
Allan: Recuerdo con el viejo Cavern que el sudor de la gente se condensaba y bajaba en gotas por las paredes. ¡Eso era atmósfera!
Beryl: Y la gente a veces dormía en el suelo… Ahora tenés, no sé, podés tener cientos de turistas, pero debés poner facilidades de acceso para minusválidos, rampas y todo eso. Hay muchas condiciones que tenés que satisfacer antes de poder abrir un local al público. El progreso es muy lento pero cuando abrimos el Jacaranda no habían esas cosas y el Cavern ya había abierto y no había ese tipo de reglamentos.
Antes que el Cavern se dedicase al rock and roll, se dedicaba al jazz. Era como las cuevas y clubes de Paris. En aquel entonces no querían saber nada con el rock and roll.
En algún momento de los ’70 demolieron el Cavern para hacer una toma de aire para el subterráneo. ¿Es cierto eso?
Cometieron un gran error, porque para hacer ese nuevo túnel no tenían ninguna necesidad de destruir el Cavern. El Caven debió haberse mantenido como estaba porque no interfería para nada.
¿Pero respetaron el plano original cuando lo reconstruyeron?
Casi igual, sí. Beryl: Lo que pasa es que la actual es muy profunda; está muy abajo. Cuesta bastante llegar al lugar y cuando llegás es demasiado grande, demasiado formal.
Allan: Bueno, tienen que reunir las condiciones… Pero dicen que usaron los ladrillos originales de la vieja Cavern, como parte de la reconstrucción y el intento de devolverle el clima. Y también pusieron los arcos. Pero hay dos secciones en el Cavern ahora. Una trataron de mantenerla lo más parecida a la original y luego, para los grupos grandes necesitaban un escenario mayor, de modo que le hicieron una parte nueva.
¿Cuál es la historia del álbum “Live at the Star Club”, que contiene una grabación de los Beatles en Hamburgo?
Beryl: La historia de este disco se remonta bien atrás a un grupo de King Size Taylor, un músico que también actuó en Hamburgo pero no como parte de los conjuntos de Allan.
Allan: Yo estuve bastante involucrado en la grabación de esas cintas. Las cintas las grabó este muchacho King Size Taylor, que estaba tocando en el Star Club al mismo tiempo que los Beatles. Lo que él hizo, en la navidad o el año nuevo de 1962, fue colgar un micrófono por encima del escenario. No fue una grabación profesional. Era una grabación … yo escuché el original, los músicos putean y todo eso. Después la “limpiaron” y el sello Lingasong se metió en la película. Yo tenía un acuerdo de ir 50 y 50 con Taylor en la edición del disco pero Lingasong se escapó con las cintas. Nunca recibimos un centavo ni Taylor ni yo. Y fue un tipo de Liverpool el que nos robó, un tal Paul Murphy. Era el dueño de Bob Records y salió corriendo con la plata. Nos robó. Yo tenía la cinta y estaba haciendo algo en Londres y lo conocí socialmente y le conté que tenía esa cinta y me dijo que le gustaría escucharla. El era un productor discogràfico y dijo “esto es fantástico”. Ibamos a ir mitad y mitad. El hizo una copia de la cinta con una compañía americana creo que el nombre era Lee Halpern y luego simplemente nos ignoraron. Tratamos de ponernos en contacto y fue imposible, siempre estaban en reunión y todo eso… Editaron el disco y nunca recibimos un centavo.
Entrevista: Alfredo Rosso
10 comentarios:
Hace falta decirlo? Que gran entrevista!
No solo Williams regaló a los Beatles, ahora leyendo acá me entero que un baterista se negó a formar parte de la banda. Hay que (sobre) vivir con esas decisiones! No le creo al de los Big Three cuando reafirma su decisión de rechazar a los Beatles. Mmmm... negocio de propiedades o ser Ringo Starr? ¡¡¡Dónde hay que firmar!!!
Y que localistas que son (o eran) los ingleses. Esta cosa de enojarse porque una banda deje su ciudad para ir a otra. Me cuesta imaginarlo hoy en día.
Que bueno tener el recuerdo fotográfico junto al entrevistado. Todavía no me animo a eso. Siento que pueden pensar que soy un cholulo.
Estás a full con el blog. Creo que es la primera vez que firmo en este, pero entro siempre a leer cada una de las notas.
Un abrazo.
Gracias, Lucas. En el blog me atrevo a poner fotos mías. En las fotos de revistas, rara vez...
Genial entrevista.
Lo había escuchado más de una vez pero me ha gustado leer de primera mano, directamente en tu espléndida entrevista al hombre que los envió, que en su opinión, la cual comparto, no explotaron musicalmente en The Cavern, sino más bien en Hamburgo.
Felicidades por el blog, te acabo de descubrir y te iré leyendo.
Con tu permiso, colgaré un link citando la fuente a esta entrevista en mi cutreblog.
Si hay cualquier problema me lo dices y lo retiro, por supuesto!
Saludos!
Problema ninguno, Toni, al contrario. Gracias por la visita y los comentarios A.
Gran trabajo con esta entrevista, me gustarón tus blogs, pero esta entrevista es lo que mas.
Vendré por aqui a menudo.
Saludos
excelente nota. no se porque pero las cosas de los beatles siempre son interesantes, ¿¿¿sera por fueron los mas grosos??? debe ser asi. Voy a pasar seguido por el blog.
Saludos.
ZV.
Hermosa nota y excelente blog.. medio milagroso que este tipo todavia viva y haya estado en el pais.
Saludos!!
Gracis de nuevo Alfredo por está entrevista.
Como son los cosas ya en esa epoca se discutía que una Banda se vendiese o no, pensar que si le hubiesen hecho caso a los Fundamentalistas que hubiese sido de la musica?, y que nuevo parece el comentario sobre las restricciones a los clubs de rock en está etapa post-crogmañon...
¿Será como dijo Marx que la historia se repite dos veces...?
Claudio.
Gracias Alfredo! Excelente el blog y la entrevista. Sabes que gracias a esta foto que publicaste lo reconocí a Williams en The Cavern Pub de Liverpool en un viaje a UK hace un par de semanas y me quedé tomando y charlando con el viejo como una hora. Un fenómeno! Gracias de nuevo, y por todo. Marcelo Olguín (ex-alumno de Artilaria)
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