El sello ECM, en el que han grabado grandes músicos, como Keith Jarrett, Egberto Gismonti y nuestro Dino Saluzzi, llamó a Williamson para realizar un disco. ECM se destaca por crear una atmósfera especial en las grabaciones, realizadas siempre de forma improvisada, sin aditamentos y con la menor cantidad de instrumentos posibles, poniendo al desnudo el arte personal de los solistas. Robin eligió realizar una serie de canciones y textos, entre los cuales se destacan varios poemas de Dylan Thomas, el gran poeta galés.
"Se ha hablado mucho de que Thomas era alcohólico, de cómo murió y cuánto bebía", dice Robin. "Pero es mucho más importante destacar que era un gran artesano del lenguaje, muy honesto. Escribió maravillosos poemas que son como esculturas de palabras, ideales para recitar y mejores aún para cantar." El disco se llama Seed-at-Zero ("La semilla en cero"). Williamson comenta que hace quince años que vive en Gales, después de haber cambiado de lugar varias veces (Escocia, Londres, California) y que siente haber finalmente encontrado un hogar.
Su reunión con los viejos compañeros de ruta de Incredible String Band, Mike Heron y Clive Palmer, lo tiene ocupado y entusiasmado: "Estamos todos muy contentos con el retorno de ISB. Es algo muy joven todavía, algo que está recomenzando. Apenas hemos ensayado una semana y realizado tres shows. Hacía mucho tiempo que ninguno de nosotros tocaba ante tanta gente. Y ya tenemos varias fechas en Inglaterra, Europa y los Estados Unidos, incluyendo el importantísimo Festival de las Conexiones Celtas, en Glasgow, Escocia, en la primavera boreal de 2001. No sabemos a dónde nos llevará toda esta música..."
ROBIN WILLIAMSON : La gran aventura de vivir. (Publicada en "La Mano" en 2007. Reportaje telefónico que coincidió con la edición del álbum "The Iron Stone" (ECM, 2006)
El hombre que busca la “canción que toda la Tierra canta”, el ex Incredible String Band, les contó a Alfredo Rosso y Pipo Lernoud los secretos de su nuevo álbum, The Iron Stone
Robin se metió por primera vez en nuestra conciencia en 1966 cuando, desde el primer álbum de Incredible String Band, cantó aquel “October song” que decía: “…Solía buscar la felicidad / solía perseguir los placeres / pero encontré la puerta, detrás de mi mente / y ese es el mayor tesoro…”
La puerta detrás de la mente de Williamson se abrió a un mundo inefable de revelaciones. En aquel momento, Robin compartía el timón de ISB con Clive Palmer (ambos habían recorrido el cancionero folk de las islas británicas en clubes y campamentos, a lo largo y ancho del Reino) y junto a Mike Heron quien, tras el éxodo de Palmer, iba a convertirse en el yang del yin Williamsoniano durante los siguientes ocho años. En ese lapso, Incredible String band se lanzó a una aventura inédita en el campo de la música: abrazaron el folk, el blues, aires de jazz y de rock y sonidos étnicos de Oriente Medio y de otras latitudes, matizándolos con letras de una amplitud poética y una ambición temática ilimitadas, donde tanto les cabía adentrarse en los misterios del zen o describir en detalle la creación del mundo por una deidad femenina como recordar con ternura y nostalgia instancias de niñez en pueblo chico o evocar la frescura y el desamparo del primer amor.
El pico artístico de Incredible String Band coincidió con la era de oro del rock inglés de los ’60, con álbumes como 5000 Spirits or the Layers of the Onion, The Hangman’s Beautiful Daughter y Wee Tam and the Big Huge,. Ya en los ’70, la banda tomó un giro hacia el rock eléctrico, que Williamson nunca terminó de digerir. Después del quiebre de Incredible en 1974, Robin creó la Merry Band, donde reavivó su amor por sus raíces celtas, un romance preservado más tarde en su frondosa obra solista y en sus varios álbumes en colaboración con su esposa Bina o con viejos compañeros de ruta, como Clive Palmer o como el virtuoso guitarrista de Pentangle, John Renbourn. Robin toca una amplia gama de instrumentos, desde las más variadas flautas al violín, y una multitud de cuerdas, que incluyen la guitarra y la mandolina pero, si hay un elemento central de sus recitales como solista, ése es el arpa celta, instrumento que suele acompañar la mayoría de sus relatos.
La reconexión de Williamson con sus raíces musicales corre paralela con un sentido místico de la vida que se refleja en sus poemas y letras de canciones. Esta espiritualidad es inseparable de su peculiar sentido del humor y de su juglaresca vocación de cuentacuentos.
La última década ha visto a un Williamson muy activo. Además de participar en la breve reunión del trío original de Incredible (2000-2002), Robin grabó una notable cantidad de álbumes en su sello Pig’s Whisker (la patilla del cerdo) y también se sumó al repertorio de ECM, un sello de jazz y música experimental célebre por generar una atmósfera especial en sus grabaciones, que siempre se realizan en vivo en el estudio, con la mínima cantidad de instrumentos y sobregrabaciones, para que el artista se manifieste del modo más natural y desnudo posible.
El recién aparecido The Iron Stone es el tercer álbum que Williamson graba para ECM y, como en los dos anteriores, The Seed-at-Zero (2000) y Skirting the River Road (2002), el repertorio es una combinacion de temas propios matizados con la musicalización de grandes poetas de la literatura anglosajona. No obstante, por la amplitud de sus fuentes, por la riqueza de ámbitos y sensaciones que recrean sus quince temas, The Iron Stone está lejos de ser un disco más en la carrera de Williamson, sino que lo muestra en un pico de sensibilidad artística.
Desde su casa de Gales, Williamson le contó a La Mano los detalles de The Iron Stone.
“En los tres álbumes que llevo hechos para ECM la idea ha sido trabajar con distintos tipos de textos y canciones. En este caso quise tomar poemas líricos e improvisar la música que los acompañara. En algunas obras tradicionales, como la balada ‘Sir Patrick Spens’, -que supuestamente está basada en un hecho real- sustituí algunas palabras de la canción original, pero lo que alteré totalmente fue la música, para poder encararla desde otro ángulo. Los sonidos van fluyendo sin una melodía formal, como en el jazz. Me gustó esto de, en lugar de armar una canción con acordes y melodía, ir haciendo la música paso a paso. Incluso las canciones propias que regrabé en este álbum las he encarado de una nueva manera. Puede decirse que en The Iron Stone el texto es fijo pero la música es libre, mientras que en los viejos tiempos de los ‘60s solía dejar que las palabras fluyeran como el agua; que se moviesen libremente. Ahora intento hacer lo mismo con la música.”
En conjunción con ese espíritu de espontaneidad, Williamson grabó The Iron Stone enteramente en base a primeras tomas, con la colaboración de Mat Maneri en viola y violín, del contrabajista Barre Phillips y del sueco Ale Möller en una variedad de instrumentos que incluye mandola, acordeón, clarino, arpa judía y varios tipos de flautas.
The Iron Stone comienza con “The climber”, un esotérico relato acerca de la última voluntad de un escalador, instando a sus tres hijos a escalar las nubes, nada menos. Dos de ellos mueren en el intento pero el tercero consigue el objetivo, valiéndose de una soga de luz de luna. La metáfora –del propio Williamson- es certera para establecer el motivo central de The Iron Stone: la eterna búsqueda de sentido a nuestros días terrenales y nuestra compulsión por alcanzar las alturas en pos de esa esquiva quimera. A su vez, la mencionada “Sir Patrick Spens” es un tradicional relato de marinos que agita el fantasma de la predestinación: a pesar de la advertencia de un avezado lobo de mar, el rey de Escocia insiste en partir en medio de un embravecido mar invernal para cumplir el monárquico compromiso de llevar a Noruega a la hija del rey de esa tierra. El clima lúgubre de las estrofas anticipa el previsible desastre: el navío naufraga y junto con él también se va a pique la soberbia real.
Nubes, olas, piedras de hierro... el hechizo de Williamson es tal que consigue que el vapor celeste y el salitre marino se vuelvan tan reales para el oyente como para los que protagonizan esos relatos. Pero el núcleo de sus viñetas siempre es el hombre, cuaquier hombre, todos los hombres…
El material de The Iron Stone es, además, variopinto. “Wyatt’s song of reproach” pertenece a un poeta del siglo XVI que fue también un diplomático al servicio del rey Enrique VIII. Es un poema que lamenta el inexorable paso del tiempo y el crecimiento de los hijos que, a la larga, forjan su propia personalidad y ya no dependen de sus padres. Otro poeta improbable que aporta sus escritos a este álbum es Sir Walter Raleigh, al que muchos asocian más bien con aquel navegante y explorador de la corte de Elizabeth I que introdujo el tabaco en Inglaterra. “Tendría que rendir varias cuentas, ¿no?”, dice Williamson. “Algunos lo consideran un pirata, lisa y llanamente. El poema que le grabé, ‘Even such is time’ (Así es el tiempo) lo escribió en vísperas de su ejecución.”
¿Y qué hay de “Bacchus”, esa oda al vino compuesta por el estadounidense Ralph Waldo Emerson, aquel que supo apadrinar a otro gran poeta, Walt Whiltman? “En mi opinión”, dice Robin, “no es solamente un poema acerca del vino, sino acerca del espíritu de la vida. Yo ya no bebo, pero me encanta este poema, porque habla del vino de estar vivo… de la vida (lo dice en castellano).”
Pero aunque The Iron Stone aluda a sustancias minerales como el hierro y la piedra, hay una sugestiva presencia animal en sus temas, como en el caso de The badger (El tejón), del inglés John Clare. Robin: “Es un poema muy triste porque trata acerca de un deporte extremadamente cruel que, por fortuna, ya no se practica más, la cacería del tejón. Lanzaban a una jauría a perseguir al tejón y se regodeaban viendo a cuántos perros mataba el animal acorralado, para luego matarlo sin piedad. Ese deporte sangriento ha desaparecido, pero el poema trata, por extensión, de cómo la vida va desgastando poco a poco a un ser humano. De la misma manera en que el tejón es atormentado, muchas veces los seres humanos se mortifican los unos a los otros…”
“El otro animal presente en el disco es la liebre de montaña, con la cual dicen que tenés que ser muy amable cuando te la encontrás, porque trae mala suerte ser descortés con ella. ‘The praises of the mountain hare’ me la inspiró Seamus Heaney, un poeta irlandés muy famoso, quien obtuvo la inspiración de un poema anglosajón. Por mi parte, yo también me tomé la libertad de escribir mi propia versión del cuento.”
Williamson concuerda con nuestra opinión de que el tema central de The Iron Stone es la condición humana y el paso del tiempo. “La vida no dura para siempre”, acota el ex Incredible. Pero además de los selectos poemas, el propio Robin aporta un puñado de reflexiones propias, entre las que se destacan “To God in God’s abscence” (A Dios, en ausencia de Dios) y “Political lies” (Mentiras políticas), un tema que Robin originalmente compuso para su disco Ten of Songs, de 1989. Hay un matiz existencialista en sus estrofas, que contemplan sin amargura -pero con un toque de ironía- el transcurrir de los años y las obsecadas zancadillas de los políticos que rigen nuestros días:
“Mentiras políticas / promesas políticas / esa sombra omnipresente / una sensación de impotencia / y vos y yo vadeando en medio de la historia / una historia de misterio / una historia de traición...”
A propósito de los diversos desaguisados políticos, le preguntamos a Williamson cómo veía el choque de civilizaciones y culturas que pone en jaque al mundo en este momento. Nos dijo: “Creo que el mundo hoy día requiere que uno sea optimista, como si esto fuese un acto de magia. Porque si uno mira los hechos fríamente, no hay mucho de que agarrarse para ser optimista. Pero tenemos que tratar de confiar en la bondad esencial de la naturaleza humana, aún cuando no exista demasiada evidencia que sustente este juicio. Si uno va por el mundo se da cuenta que los seres humanos son básicamente buenos; cuando te los encontrás de a uno, cualquiera puede ser tu amigo. Es sólo cuando se los junta en grandes grupos, en comités y gobiernos, cuando las cosas empiezan a andar mal.”
En los últimos tiempos hubo un renacimiento del folk en las islas británicas. ¿Qué opina Robin Williamson del legado de su viejo grupo, The Incredible String Band y de su influencia sobre los nuevos artistas?
“Amo buena parte de la música que hicimos en aquellos días. Fueron buenos tiempos, sin duda, pero yo siempre estoy mirando hacia el futuro. Ahora estoy grabando un nuevo álbum con mi esposa Bina, que también toca y canta. Queremos hacer un disco acerca del espíritu de la vida, con música mística y mágica, sin dogmas. Saldrá en los próximos meses y tendrá canciones originarias de la India y también temas celtas y del folklore tradicional estadounidense. Todos los temas celebran, de diferentes maneras, la magia de estar vivos. Ya hemos grabado nueve canciones y lo terminaremos en las próximas semanas.También en mis planes futuros hay un disco de piezas habladas y la edición de un libro.”
A modo de despedida confesamos nuestra sensación de que Williamson se ha metido aún más en la vida espiritual en los últimos tiempos, hablando de nuevo, como en los días de Incredible String Band, de “esa música de la risa, la canción que el agua canta.”
“Eso es muy cierto”, dice, con un tono reflexivo. “Tengo sesenta y tres años y pongo mi vida en manos del Gran Creador. Yo no hice el universo, así que –simplemente- me apoyo en el mero espíritu de la vida. Estoy muy contento de estar vivo. Pienso que ya el nacer es una aventura. Estar vivo es una aventura. Y cualquier cosa que venga en el futuro también será una aventura.”
Alfredo Rosso
Pipo Lernoud
5 comentarios:
Impresionante.
Hay que aceptar que vamos a ser reciclados por la naturaleza.
Uffff... heavy, pero tan cierto.
Gracias!rockandroll
hola alfredo!
hurgando por internet llegué hasta este blog, y no queria perder la oportunidad de saludar a la persona que me presentó a tantos musicos que ahora admiro y llenan mis oidos.
Gracias a tu programa "Vinilo" y a tus notas en La Mano y otras revistas, mi melomania encontró un guia confiable de nuevos descubrimientos.
Agradeceria que pases por mi blog, www.lostrastrosdelaverdad.blogspot.com, y escuches lo que hago.
Tengo 18 años y soy musico solista.
en el blog voy subiendo grabaciones caseras de mis temas. Gracias por leer esto! suerte!
Hermosa Cronica Alfredo!
Gracias por hacernos formar parte de tu mundo.
Saludos
Juan
Paul Mc Cartney y Robin Williamson son los únicos músicos con los que comparto afinidad con mi viejo... ¿Es bueno o es malo?
Paulma un grande pero Robin es terriblemente un Dios!!!
Gracias por tanta buena info, maestro Rosso!
Un abrazo!
Santiago, de Córdoba.
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